Laberinto, Dédalo, hilo de Ariadna, mar Egeo… Estos nombres propios, a menudo convertidos en nombres comunes, forman parte de nuestra cultura y a veces de nuestro lenguaje corriente.
Nos llegan desde lejos, ni más ni menos que desde la antigua Grecia, cuya mitología rebosa de historias y leyendas: acciones heroicas, hechos sobrenaturales, amores fatales, crímenes horrorosos, voluptuosidades de todo tipo.
Contados y transmitidos de siglo en siglo, estos relatos han adquirido una riqueza de fantasía extraordinaria. Como la aventura de Teseo, ese príncipe ateniense que venció al Minotauro, una criatura monstruosa, y liberó a su patria del tributo de carne humana que le imponía un rey enemigo sediento de venganza.