Esta es la historia de Cenicienta, pero también es la historia de su madre, de su padre, sus hermanastras, su madrasta, sus príncipes, sus amigos, sus mascotas, sus secretos, sus deseos, sus ilusiones, sus miedos… contada por ella misma con ternura y sin tapujos.
Me llamo… me llamo… La verdad es que no sé cómo me llamo porque desde que tengo memoria todos me han llamado y me llaman Cenicienta.
¡Cenicienta!
¡Échale al guiso un poco más de pimienta!
¡Cenicienta limpia el pasillo! ¿Ya lo has hecho?
¡Pues ahora sácale brillo!
Cenicienta repásame el dobladillo,
cepíllame la melena,
calienta agua para el baño,
ventila los dormitorios,
enciende los candelabros,
sírveme un poco de vino,
vuelve a repasar la casa…
¡Quieres avivar las brasas!
¡Cenicienta! ¡Cenicienta! ¡Cenicientaaaa!
La mañana de mi decimonoveno cumpleaños me calcé mis zapatos de cristal y me fui de casa llevándome conmigo las pocas cosas que me pertenecían y todos los sueños y secretos que mi madrastra no pudo descubrir.
¿Que qué secretos? ¡Es que son tantos! Detalles íntimos de todos los personajes de mi cuento, descubrimientos alucinantes, anécdotas divertidas, momentos históricos…
Érase una vez…